Hotel Tigaiga: cuando la sostenibilidad es una herencia familiar
Hotel Tigaiga: cuando la sostenibilidad es una herencia familiar
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En lo alto del Puerto de la Cruz, donde la vista se mezcla entre jardines cuidados y el horizonte de una isla que vive de la naturaleza, no del cemento, el Hotel Tigaiga lleva más de seis décadas siendo mucho más que un alojamiento. Fundado en 1959, es hoy la tercera generación de la familia Talg quien mantiene en pie no solo las paredes del hotel, sino un compromiso constante con la sostenibilidad real, vivida y demostrada.
Lo que hace especial al Tigaiga no es su tamaño ni su ubicación privilegiada, sino su manera de gestionar con consciencia. Desde hace décadas, el equipo liderado por Enrique y su hermana, Irene Talg, ha apostado por un modelo que respeta el entorno y cuida de los recursos limitados de la isla. “Somos una isla con recursos limitados que tenemos que cuidar. Vivimos de la naturaleza, no del cemento”, afirma Enrique con claridad.
Mucho antes de que los términos “rooftop” o “eco” se convirtieran en tendencia, en 1982 el Tigaiga ya marcaba un antes y un después en Canarias: fue el primer hotel en instalar placas solares térmicas para calentar agua. Una decisión valiente en su momento, que muchos no entendían, pero que hoy es parte esencial de su legado. “Mi padre fue uno de los primeros en cambiar el chip y decir: ‘Vamos a utilizar energía solar, la tenemos gratis’”.
La gestión medioambiental ha ido más allá de lo simbólico. El hotel convirtió sus residuos orgánicos, tanto del jardín como de la cocina, en compost natural para nutrir sus 5.000 metros cuadrados de zonas verdes. “Eso evita producir más basura y hace bien a las plantas porque el abono es natural, no es químico”, explica Enrique, subrayando la coherencia entre cada decisión y el impacto positivo que genera.
En su camino hacia una mayor autosuficiencia, el Tigaiga ha logrado implementar placas fotovoltaicas para autoconsumo eléctrico, con una potencia instalada de 140 kW que abastece a sus dos edificios. No se trata solo de tecnología: es una declaración constante de principios.
Los huéspedes no siempre eligen el hotel por su gestión ambiental, pero sí la valoran. “No lo dicen, pero sí lo dicen cuando lo cumplimos”, comenta Enrique. Notan las diferencias, aprecian los detalles y reconocen el esfuerzo en silencio. Elegir un lugar que cuida del entorno se convierte así en un acto de complicidad y confianza.
La sostenibilidad, sin embargo, no puede quedarse en una iniciativa aislada. “Si el hotel cuida el entorno y es sostenible, pero la isla no lo es, flaco favor estamos haciendo”, advierte Enrique. Por eso, ve en proyectos como Canary Green una oportunidad para unir fuerzas, mostrar lo que se está haciendo bien y motivar a otros a seguir el mismo camino.
Mirando al futuro, el Hotel Tigaiga tiene claro su siguiente objetivo: la reducción del consumo de agua y el aumento del reciclaje de este recurso vital, siempre sin comprometer la experiencia de sus huéspedes. Porque ser sostenible no es solo cuidar del planeta, también es hacerlo sin perder calidad ni hospitalidad.
Para Enrique, la sostenibilidad debe convertirse en una ventaja competitiva para Canarias: “Ser líderes, ser pioneros, ser innovadores, ser contundentes”. Y sobre todo, hacerlo sin postureo. Nada de greenwashing. La meta es clara: demostrar con hechos, crear envidia sana y dar el ejemplo para que otros destinos también se pongan en marcha.
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