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Helathlon: 25 años apostando por el producto local en Playa Pocillos

Helathlon: 25 años apostando por el producto local en Playa Pocillos

Heladería Helathlon

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Una heladería con raíces en la isla 

Pedro Montelongo Pérez es propietario de la heladería Helathlon, situada en la avenida de Las Playas, en Playa Pocillos, dentro del núcleo turístico de Puerto del Carmen, municipio de Tías, en Lanzarote. Desde hace 25 años, su negocio ofrece algo más que helados: ofrece una experiencia ligada al territorio, al sabor auténtico y a los valores de sostenibilidad que cada vez más personas buscan cuando visitan Canarias. 

“Somos una heladería que se caracteriza por tener el producto de la isla”, explica Pedro. En su mostrador, el cliente no solo encuentra un helado; encuentra una propuesta que respeta la identidad gastronómica local y que refuerza el vínculo entre el turismo y la comunidad residente. 

Cremas y sorbetes: la apuesta por el kilómetro cero 

Helathlon ofrece dos tipos de helado: cremas y sorbetes. Pero la verdadera diferencia está en los ingredientes. “Tenemos sorbetes con fruta de aquí, de nuestra isla”, destaca Pedro. Esta elección no es un detalle menor: es la base de una filosofía de trabajo que prioriza el producto local, fresco y no procesado. 

“Este es un producto kilómetro cero”, afirma con claridad. “No es lo mismo hacerlo con mermelada de fruta que con fruta natural de aquí, de la isla. Porque el sabor es diferente y es más natural. Lo otro es una mermelada y entonces no es lo mismo”. 

Esta decisión, que podría parecer simple, transforma la calidad del producto final y, al mismo tiempo, reduce el impacto ambiental al evitar transportes innecesarios. Apostar por ingredientes de kilómetro cero es, en definitiva, una manera concreta de hacer turismo más sostenible desde el sector privado. 

Producto fresco, natural y hecho al día 

En Helathlon no se trabaja con productos congelados ni industriales. Todo se elabora cada día, de forma artesanal, con fruta fresca de Lanzarote. “Me lo traen aquí al kiosco o voy a la frutería a recogerlo yo”, cuenta Pedro. 

Y añade con orgullo: “Este es un producto fresco, natural de aquí, de la isla, y es un producto que hago yo al día. No es un producto que viene congelado ni mucho menos, es un producto que lo hago yo al día”. 

Este nivel de compromiso con la calidad y la proximidad del ingrediente no solo mejora el sabor del helado, sino que transmite autenticidad. Para el visitante, supone una experiencia gastronómica conectada con el lugar que visita. Para la comunidad local, es una forma de activar la economía de cercanía y apoyar al comercio y al productor del entorno. 

Una visión compartida con el proyecto Soy Canary Green 

La historia de Helathlon se alinea con los objetivos del proyecto Soy Canary Green, una iniciativa de la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias (AMTC) y sus 14 municipios asociados, que busca posicionar al archipiélago como referente mundial en turismo sostenible. Esta transformación se basa en acciones reales, como la que Pedro lleva desarrollando desde hace décadas, y no únicamente en discursos institucionales. 

Soy Canary Green promueve la descarbonización, el consumo responsable, la dinamización territorial y la activación del ecosistema local. En ese contexto, visibilizar negocios como Helathlon no solo es justo, sino necesario. Porque son ejemplos reales de que es posible ofrecer productos de calidad, generar impacto positivo y mantener la esencia del territorio. 

Una invitación a consumir lo local 

Más allá del mostrador de helados, Pedro también lanza un mensaje claro a otros profesionales y empresas: “Yo le diría a la gente que trabajen con el producto de la isla porque es un producto que está aquí, natural, que es de aquí, de la isla de Lanzarote, y también ayudan al productor de aquí, de la isla, a vender”. 

Su experiencia demuestra que apostar por lo local no es solo una cuestión ética, sino también económica y sensorial. El cliente lo valora, lo nota y lo busca. 

Un modelo que inspira desde lo cotidiano 

La trayectoria de Helathlon confirma que la sostenibilidad no siempre depende de grandes inversiones ni de complejas infraestructuras. A veces basta con tomar decisiones conscientes, mirar al entorno más cercano y actuar con coherencia. En Playa Pocillos, Pedro Montelongo lo hace cada día desde su kiosco. Y ese gesto sencillo tiene un impacto que va mucho más allá de un buen helado: alimenta un modelo de turismo más responsable, más auténtico y más humano. 

 

 

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