María Julia González: compromiso local desde San Miguel de Abona
María Julia González: compromiso local desde San Miguel de Abona

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María Julia González es un ejemplo claro del pequeño comercio que sigue sosteniendo el tejido social y económico de San Miguel de Abona. Al frente de Agrofauna González, su trayectoria está marcada por la constancia, la cercanía y un firme compromiso con el territorio rural, desde donde trabaja cada día para ofrecer un servicio útil, cercano y responsable.
“Lo que me llevó a dedicarme a este sector fue la zona rural en la que estoy ubicada, ya que esta zona precisamente es de agricultores, ganaderos, apicultores, cazadores, etc. Entonces me dije, tendré que apostar por el comercio local, para así darles un servicio y conocimiento, asesoramiento en el tema”, explica. Esa motivación inicial sigue siendo su motor hoy en día: “No me gustaría que decaiga este sector tan importante para todos nosotros”.
Su contribución a la sostenibilidad se refleja, sobre todo, en el asesoramiento técnico que ofrece a sus clientes. “En el asesoramiento hacia mis clientes tanto en alimentación animal como en el asesoramiento de los productos fitosanitarios”, afirma. Cree firmemente que el impulso a lo local es clave para avanzar: “Yo pienso que hay que ayudar a hacer un sistema más sostenible, apostar mucho por el comercio local, que cada día se está perdiendo más y más, y que, desde el ayuntamiento, el cabildo, las asociaciones de comerciantes, ayuden y asesoren a los consumidores para que apuesten por productos kilómetro cero”.
Aunque reconoce que aún queda camino por recorrer, también percibe señales de cambio: “Sí, pero aún hay mucho trabajo por delante. La mayoría de los clientes miran mucho la parte económica y se olvidan de la parte funcional y de la economía circular”.
En su trato con los clientes, ha podido comprobar que el contacto directo y la calidad hacen la diferencia. “Muchos van a comprar productos de la tierra como papas, cebollas, miel, queso, etc. a las grandes superficies porque es más barato. Pero cuando vienen a nuestros comercios y se llevan estos productos que nosotros les ofrecemos de kilómetro cero, ellos mismos notan la diferencia. Y entonces me dicen, “Yo no los compro más allí”. Merece la pena dar un poquito más de dinero, pero estar satisfecho con la compra y también por ayudar al comercio local”.
Su implicación va más allá de su propio negocio: “Yo participo con los agricultores vendiéndoles sus productos como papas, cebollas, miel, etc., para apostar por lo nuestro”.
Su visión de futuro es clara: “Ser un punto conocido, doblar mis ventas, que mis clientes se sientan contentos de que esté aquí y de que siga luchando por nuestros productos. Que apuesten por el comercio local y por una economía circular, por darle servicios a los clientes para que no vayan fuera a buscar lo que tenemos aquí”.
Y si hay algo que realmente la motiva, es el reconocimiento sincero de quienes entran a su tienda: “Solo me siento orgullosa cuando el cliente se va contento por mi trato y veo que repite”.
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